jueves, 8 de octubre de 2009

La necesidad

Creo que la necesidad hace mucho. Cuando los amigos se necesitan, son más amigos. Cuando necesitas un minuto más, ese minuto está más lleno de cosas. Necesitas calma en medio de la tormenta, y la tormenta en medio de la calma.



Pero esos días en los que... no, no esos días, digo esas semanas, esos meses, esos años y esas vidas en los que todo viene dado, en los que tan solo hay unos cuantos cebos para seguir hacia adelante pero... hablo de esos tiempos en donde las cosas transcurren con normalidad. Con una cierta paz, con un flujo suave. Y la mirada que te devuelve el espejo es la de la silla, la de la ventana con una eterna manchita que nadie limpia, la de la piedra inmóvil. La mirada que te devuelve se difumina en una realidad nebulosa, incolora. ¿Quién eres tú? ¿Quién? Apenas llega el eco de la pregunta.

Dame, Dios mío, necesidad de ti. Que sienta hambre, sed, desespero, pérdida. Dame un corazón con el que amarte, dame la cruz que, aunque nada entienda de ella, al menos será un camino para reencontrarte. Hazme pedir, hazme pequeño, hazme desear.

No me dejes solo en mi apatía, en mi fría soledad.

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