miércoles, 16 de septiembre de 2009

El cielo de Klara María

Ayer pensé que el cielo de Klara María estará poblado de perros. Perros por todas partes corriendo y saltando, y así ella estará tan contenta como en el parque.


Por desgracia, no durmió bien. Así que no hemos dormido ninguno bien. Cuando he vuelto a casa, un poco más tarde que de costumbre por una reunión, la pobre estaba de un humor de.... perros. Y yo mismo he sufrido el mismo humor en la guardería: al pobre Filip le he exigido en un tono que no daba lugar a réplicas que se pusiera de una vez los calcetines, a los que llevaba paseando de un lado a otro durante media hora y que, pues le inutilizaban una mano, hacían que provocara más desorden que el de costumbre. El pobre, que además es medio sordo, intentaba explicarme algo pero yo no lo escuchaba:

- ¡Los calcetines! pon-te-los-cal-ce-ti-nes -le decía

Y él lo intentaba pero me hacía muecas que solo tras un rato he conseguido interpretar; muy bajito me estaba diciendo pomagaj me, que significa ayúdame. No sabía ponerse solos los calcetines. Pobre diablo.





lunes, 14 de septiembre de 2009

Desvestirse

Volví hace unos días de Roma, a donde fui para los exámenes de filosofía. A la vuelta, me ha parecido ver claro que no debo seguir estudiando, al menos no este año. Tengo la impresión de que hay muchas cosas donde me había empeñado en ser. Pero yo no estoy allí, y no será allí donde haya de buscarme.


Klara María está encantadora. Le gusta estar con la mano en la boca, pero aún le gusta más gritar y comunicar y jugar.

Este domingo estuvimos de excursión, y Mateja y yo discutimos sobre bastantes cosas. Somos diferentes, y encontrar el medio lleva su tiempo y tiene su gracia.


El que ahora esté escribiendo se debe al plan semanal que hemos hecho; de alguna forma, estoy obligado a escribir, aunque sea en este blog. Drugače hoy comencé la novela de Juan Ramírez.

Cada día uno de nosotros se encarga de dormir a Klara María.
Lo hacemos así: le leemos un cuento (generalmente el mismo, los tres cerditos, aunque hoy introduje la variante de ... zlatolaska, o algo así en esloveno, no recuerdo en español. Es una niña rubia con trenzas que acaba en casa de unos ositos y se dedica a probar las tres fuentes de sopa, las tres sillas y las tres camas. Una es del padre, otra de mamá oso y la otra del pequeño, que es el que se queda sin sopa, con la silla rota y la cama ocupada.


Después de leer el cuento, apagamos la luz y ella se acuesta sola y captura tu mano. En ese momento debes cantar algo y, poco a poco, desasirte de su presa, pues en la cuna solo hay sitio para ella).

Continúo leyendo el diario de Etty Hillesum, ahora estoy en las cartas que envió desde el campo de concentración.





Quisiera poder expresarme como ella, quisiera poder dejar ver a Dios tan claro como ella lo hizo. Cada día, cada día, y solo miro lo que tengo debajo de los pies, lo que me rodea y siento con la piel, con las manos, con los ojos, lo que oigo, lo que gusto. Pero todo lo condimento con mi visión cerrada de la vida. No dejo que el viento hable solo, que el frío me penetre en los huesos, que el cansancio se apodere de mí. Siempre estoy en medio...

Pero ahora tendré este tiempo dedicado a las voces del silencio. Escribo y comienzo a encontrarme. Hay un hilo y Tú estás al otro lado. Bendito seas, Señor. Ten piedad de mí.