miércoles, 27 de abril de 2011

Adopción por parejas homosexuales


Cada vez está más en boga esto de la adopción por parejas homosexuales o la paternidad/maternidad de alquiler. En ambos casos, los hombres del planeta tierra hemos aprendido saltarnos a la torera las limitaciones de la naturaleza para hacer lo que nos viene en gana. Sin embargo, la naturaleza no crea tanto limitaciones como que delimita realidades más allá de las cuales uno juega a ser un dios caprichoso. Lo que está en juego no son los derechos de unos determinados grupos sociales, sino los de los niños adoptados. Si en vez de preguntar a la gran masa de ciudadanos por su opinión respecto a la adopción homosexual se hiciera SOLO a los ciudadanos que ya son padres y madres, otro gallo cantaría. Entre los dos sexos existe un equilibrio misterioso en el que se desarrolla la persona humana. Junto a las sicología femeninas y masculinas van también los modos de ser, las exigencias y particularidades de cada sexo. El "ser humano" no son solo los hombres o las mujeres, sino ambos. En plan reducionista, diría que bastaría una pareja en un planeta para que la humanidad ya estuviera medianamente representada. Y si fuera una familia, mejor que mejor, con niños y viejos de por medio.
Rubén Salázar Gómez, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, escribe a sus feligreses una carta llena de sentido común.

En ella, resalta que la Iglesia quiere preocuparse con sinceridad por todas las personas, no importa cuál sea su condición "Con amor de madre, la Iglesia acoge a todos los hombres y mujeres, sea cual sea su condición. Sabemos bien que, con independencia de la orientación sexual e incluso del comportamiento sexual de cada uno, toda persona tiene la misma identidad fundamental: el ser creatura y, por gracia, hijo o hija de Dios."

Y, más adelante, aún más contundente: "condenamos por ello todo eventual acto de maltrato social o de violencia contra las personas homosexuales o pertenecientes a otras minorías"

Lo más interesante puede que sean las cuatro razones que da para oponerse a la adopción por parte de homosexuales:

Nuestra primera razón es la naturaleza misma de la familia, célula esencial y columna de la sociedad, que se funda en el amor y el compromiso existentes entre un hombre y una mujer. Este es el principio que, con total evidencia, fue acogido en el artículo 42 de la Constitución Nacional. No hay lugar a equívocos: nuestros menores tienen derecho a nacer, educarse y crecer en el seno de una familia conformada por un padre y una madre, de sexos biológicamente diferentes y complementarios.


Nuestra segunda razón es la naturaleza jurídica de la adopción que es, principalmente y por excelencia, según el derecho internacional y nuestra legislación interna, una medida de protección (art. 61, Código de la Infancia). La adopción no es un "derecho" de los adoptantes, sean estos homosexuales o no, sino una medida en beneficio del menor. Plantear la cuestión de la adopción como un "problema de discriminación" de las parejas homosexuales supone, incluso de modo inconsciente, hacer pasar, por encima del interés del menor, verdadera finalidad de la adopción, las aspiraciones, reivindicaciones y deseos de quienes pretenden adoptar.


Nuestra tercera motivación obedece al necesario respeto que el Estado Social de Derecho debe tener por los valores éticos y sociales de la mayoría de sus ciudadanos. Para tomar una decisión tan importante como la que atañe actualmente a la Corte Constitucional es necesario tener en cuenta que la inmensa mayoría de los colombianos se han manifestado contrarios a la adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo. Por otra parte, creemos que decisiones de este tipo deberían ser tomadas en espacios políticos más abiertos a la sana discusión de ideas, más representativos de los ideales democráticos, más cercanos a las reales preocupaciones de las familias y del pueblo colombiano.


Nuestra cuarta motivación es de prudencia: pese a cuanto algunos afirman, sí existen serios estudios avalados por la comunidad científica, que ponen en evidencia dudas y reservas sobre la idoneidad de las parejas homosexuales para brindar a los menores de edad un óptimo espacio de desarrollo psicoafectivo y de integración social. Tales estudios deben ser tenidos en cuenta a la hora de tomar una decisión que podría afectar el bienestar de nuestros menores.


Espero que la Corte Constitucional tenga en cuenta estos argumentos y tome una decisión plenamente conforme a los valores ciudadanos y constitucionales, que fundan y enriquecen la convivencia de nuestra Nación. Dada sin embargo la incertidumbre, los invito queridos hermanos y hermanas a mantenerse vigilantes y atentos, prontos a defender la naturaleza auténtica de la familia y los derechos de los menores, para que sean eficazmente tutelados por todas las instituciones del Estado.

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Aquí se puede ver el texto íntegro:http://www.zenit.org/article-39058?l=spanish