El elemento más importante del viaje:
Tú, Señor, siempre tú. Me enamoro, me creo el mejor, soy el viajero y el triunfador... ¡qué rápido te olvido! No hay viaje, no hay nada más que el vacío que se cierne sobre la vida y tú, Señor, que das todo el sentido aún en las tinieblas. Vivamos y moramos, sí, porque tú estás aquí y todos los miedos del camino, todas las bestias que se esconden en la imaginación y en las sombras del camino, se envancenen, humo, historia, sólo queda el hoy, intenso, lleno de color porque tú estás ahí, tú, mi amor, tú mi esperanza, tú mi sentido porque si no... ay, qué fácil te olvido.
Tú, Señor, siempre tú. Me enamoro, me creo el mejor, soy el viajero y el triunfador... ¡qué rápido te olvido! No hay viaje, no hay nada más que el vacío que se cierne sobre la vida y tú, Señor, que das todo el sentido aún en las tinieblas. Vivamos y moramos, sí, porque tú estás aquí y todos los miedos del camino, todas las bestias que se esconden en la imaginación y en las sombras del camino, se envancenen, humo, historia, sólo queda el hoy, intenso, lleno de color porque tú estás ahí, tú, mi amor, tú mi esperanza, tú mi sentido porque si no... ay, qué fácil te olvido.
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