Volví a París
He llegado a casa. ¡Qué bien me lo he pasado en Argentina! Todavía, para terminar de cerrar todo, falta que envíe algunos currículums. Pero creo que ahora saldré, tomaré la bici y daré una vuelta por París. A las 19 iré a St Severin, porque hoy sí espero conectar con el grupo de jóvenes.
En Argentina me vi metido en tres grandes capítulos: uno laboral, pues el trabajo de geólogo allí tiene muy buen aspecto. Otro amoroso, pues las chicas tucumanas me han impresionado. Un último vital, general, porque allí la vida me divertía más que acá en París.
¡Mujeres! Hay allí personas que parecen tesoros de escondidos, íntegras, llenas de bondad e inteligencia, mujeres que mantienen sus manos rebosantes de alegría y ternura.
La convivencia familiar ha sido aleccionadora. ¡Cómo echo de menos a mi madre! Mi buena madre. Y a Sabi, mi sobrina, a Panci y a Jose, a Ali.
La boda en Tucumán fue un éxito, me lo pasé en grande bailando allí. Ahora me he vuelto enamorado de Male. Pero es una chica tal que no estar enamorado de ella es casi un pérdida de tiempo. Imagino que era casi obligatorio enamorarse de alguna: pero Carola tenía novio -¡además de un nombre peligroso!- Mer era muy grande y Matilde muy pequeña. Sofi tiene una belleza casi mística, afilada. Y Male es todo bondad.
Esta es una foto con Marti y Panci, la parejita del año, me alegro que Panci esté contento.
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