sábado, 23 de diciembre de 2006

Sábado 24

Ah!
Hoy estuve cogiendo frío en la calle como un pollo maltratado. ¡Menudo mes he pasado! El otro día ella me dio tremendas calabazas y ahora estoy bebiendo un vasito de vino dulce porque hace un frío ... un frío respetable. Pero eso no es todo, hoy estuve cosechando nuevos fracasos en las calles de París, enseñando dos cuadros a ver si me venían un par de duros por la venta de alguno. Entre que la cosa no parecía llegar a ninguna parte y que el frío me estaba mordiendo demasiado... fuíme, fuíme. Pero ahora he hecho una pequeña recolecta de basura por las calles de París con las que espero enmarcar los cuadros y, si no me caigo de sueño antes, esta noche trabajaré un poco para ampliar el repertorio y darle una mejor apariencia. Me cuesta entenderlo pero esto parece ser como la cocina, hay que saber presentar los platos, mal que pese, y mostrar un gran número y variedad.

Cosas que han cambiado... intenté arreglar el portátil y, tras destrozarlo, me he comprado otro. Mi economía ha sufrido un pequeño paro cardíaco. Y, pese a todas las teorías de mi hermano Jose sobre cómo el alcohol nunca puede calentar, este vasito de vino dulce hace que el vaho que a veces exhalo dentro de mi casa sea no más un adorno navideño. Además, me gusta y eso es algo que, cuando uno vive solo, tiene un valor doble de lo normal.

A lo que voy es a Alfonso y a Jacek. Se quedaron los dos en mi casa tras mi desastroso Jueves y nuestras discusiones y conversaciones y cabreos y todo eso que tuvimos nos dió unos días de los más vividillos e inolvidables. La cámara digital que hice venir desde Singapur tiene efectos de lo más curiosos. Además no tiene memoria más que para una foto porque no dispone de tarjeta gráfica y no me encuentro con ánimos de hacer otro gasto a menos que éste no sea claramente indispensable. La última palabra tiene trampa.

Y luego hace unos días se quedó en casa Eva, una amiga Checa de Radek. Le pedí que posara para un cuadro que tengo intención de hacer;
y también salí a voltearme con Radek y dos guapas y jóvenes checas, Magdalena y Marketa.

Me planteo si haré o no un retiro a final de año. He conectado con la gente de Chemin Neuf, todos de lo más simpáticos, en unas reuniones de groupe de prière en las que se canta mucho y se reza en voz alta (yo lo hice en español, porque al fin y al cabo es para dirigirse al Señor y puestos a ello el español es lo correcto).

Además terminé Le K, del que ya di noticia, y East of Eden, de J. Steinbeck, que me ha dejado absolutamente impresionado.

Voy a cambiar la música que ya acabó el disco de Nina Simone y, de paso, a rellenar el vasito.